miércoles, julio 22, 2009

El mutilado.

Ya sé que no le quieres.

No lo digas a nadie
Los tres, si tú me ayudas,
guardamos el secreto.

Nadie más ha de ver
lo que tú y yo hemos visto.
Se esconderá de todas
las personas y cosas
que antes eran amigas.

Vendrán días de invierno,
muy lejos de las mesas
donde os servían antes
ostras y vino blanco.

En los días lluviosos
no mirará el asfalto
donde os habíais visto
cuando ibais a pie
porque no había taxis.

No abrirá más los libros
que le hablaron de ti:
ignorará qué dicen
cuando no hablan de ti.

Y sobre todo, puedes
estar segura, nunca
sabremos dónde está.

Él se irá confinando
en muy lejanas tierras.
Caminará por bosques
oscuros. No verá
la azagaya de luz
de la memoria súbita.


Y cuando esté tan lejos
que ya parezca muerto
podremos recordarle,
decir que no le amabas.

Ya no nos dolerá
ver que te necesita.

Será como un espectro
sin dolor y sin vida.
Tal la foto macabra
de una Gueule Cassie,
que orna un escaparate
y no nos sobresalta.

Pero ahora, silencio:
no alarmemos a nadie,
que no vean la herida
sangrante y purulenta.

Demos tiempo al olvido.

Callemos, y que nadie
-ni siquiera yo mismo-
recuerde que soy yo.
-Gabriel Ferrater






Sigo enferma, tengo tos de perro.

lunes, julio 20, 2009

Título muy largo para historia muy corta. Cap 2.

Un escalofrío recorrió su espalda más de una vez, no imaginaba que él siguiera allí, tuvo que pensar muy rápido y la mejor decisión fue simplemente seguir caminando sin darle la menor importancia. Caminó largo rato por las calles chiquitas de su ciudad.


Generalmente el centro de Puebla queda vació a las diez de la noche pues existe un fantasma de inseguridad que nunca se llega a entender, para Coretta era el mejor horario para un paseo, pese a la soledad, esas calles desprenden un acogedor respirar helado no importando la temporada.


La medianoche se acercaba sin ningún remedio, las horas siempre pasaban como un pestañeo y para su desgracia, era tiempo de volver a casa.


Coretta llamaba hogar a un departamento pequeño, acogedor y estratégicamente perfecto pues quedaba cerca de todos los lugares que cotidianamente llamaba "mi vida" . Solo vivía con su padre. Desde que ella tenía quince años él dejó de esperar su llegada, sabía cuidarse sola desde muy pequeña y sus salidas al centro eran como un niño que se va a jugar a los columpios. Confiaba demasiado en ella y eso no era bueno del todo.


Se quedó mirando fijamente la puerta de entrada a su casa, su padre debía estar ya en el quinto sueño, así que una pequeña visita rápida a la terraza no vendría mal, solo para componer un poco su noche, aun sentía dolores de estómago al pensar en Miquel.


El aire de madrugada golpeó la cara de Coretta, pudo ver la copa de los árboles del zócalo bailando al compás del viento frio. De repente, sintió la mirada de alguien pero... ¿dónde? bajó la mirada instintivamente y rebuscó en la oscuridad. Un hombre de unos treinta años la miraba fijamente sin ningún tipo de expresión. Coretta decidió entrar al departamento de una buena vez, se puso la pijama en la oscuridad y cuidadosamente corrió sus cortinas para espiar. El extraño seguía allí, pero ahora mirando hacia la ventana de su habitación.

-"¿Qué demonios...?"




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lunes, julio 13, 2009

Título muy largo para historia muy corta.

Robé mis experiencias, las palabras del diccionario, nombres de personas, árboles, zócalos, hoteles, moteles, ciudades, autobuses, cerdos y un montón de cosas en mi cabeza. Quizá solo la gente cercana a mi logre diferenciar unas cosas de las otras, pero serían solo momentos, pues si no, sería más fácil escribir una biografía, esto que lees es un plagio a la vida misma y nada mas.

Fabiola Vélez Cano
Ventosa tarde de octubre en el gris año 2008.













A mi dúo de H.
Quienes robaron mi corazón








1





¿Quién soy? ¿soy la misma de hace 18 años? ¿9? ¿2? ¿un mes? ¿una semana? ¿dos minutos?

Los besos que di, las sonrisas que compartí...¿siguen siendo mías? o ¿lo fue de la otra Coretta? la Coretta del pasado...pero, un momento... si cambio a cada año, cada mes, cada hora o segundo existen en el pasado millones de Corettas distintas, pero iguales, todas contenidas dentro de un cuerpo, un cuerpo que también cambiará con el pasar del tiempo... ¿quién soy yo?...


La taza estaba vacía, miró a su alrededor buscando algún mesero que pudiera traerle un poco más de café con vainilla, paseó la mirada de nuevo por su libreta y leyó lo acabado de escribir. Sin duda, se estaba volviendo loca.


Al ver que no le prestaban la mínima atención por un poco más de café, y además se le hacía tarde, desistió y salió del lugar. No era novedad que pasara eso, se sentía un fantasma entre las calles, entre la gente, y al ser tal la costumbre, dejó de preocuparle. Caminó de nuevo sin rumbo por las calles del centro que tanto amaba, sintiéndose una más y sentándose ocasionalmente en alguna banca del zócalo solo observando...cada persona que veía tenía una vida, problemas, sueños, quizá un corazón en proceso de sanar o uno completamente resplandeciente, era muy fácil leer todo ello con tan solo una mirada, después recordó una tira de periódico donde se decía que "A los gatos nunca se sabe como les va". Cuanta razón.


Esperó un poco más de quince minutos en una banca hasta que sintió un peso sobre ella... él había llegado.


Miquel Rus era un chico alto de cabello castaño y ojos avellana que, en palabras de sus compañeras era "un sueño hecho realidad" aunque a ojos de Coretta, era un idiota, uno de esos niños de familia acomodada que no sabe nada sobre nada pero suele herir a los demás por simple gusto.


Giró para verlo a la cara, lo que hubiera preferido no hacer, pues fácilmente se le veía cara de tedio al estar allí, pero ni hablar, ella necesitaba esos puntos extra en su clases de integrales, y si tenía que darle un beso a un zorrillo o asesorías de historia del arte, lo haría... aunque prefería la primer opción.


-"Dame solo los resúmenes de todas las clases, no necesito otra cosa. "


Miquel no paraba de ver el cielo que comenzaba a oscurecer y extendió la mano para recibir las hojas que Coretta llevaba consigo.

-"Mis resúmenes son de diez páginas por tema, además, si a eso le llamas asesoría mejor le hubieras pedido a tu club de fans el examen como siempre lo haces..."

-"El último examen no lo consiguieron, por eso estoy aquí contigo - él le dio un vistazo de arriba a bajo, con tal repugnancia como haber visto un montón de babosas en una cubeta - no tengo opción."

Coretta tomó las hojas, se las puso en su mano tranquilamente, le dijo algo que sonó a "buena suerte, estúpido" y se fue sin mirar atrás.


Trató de parecer tranquila, pero la verdad quería agarrarlo a patadas y tumbarle dos dientes, era un tonto, torpe, ignorante y...


...que bien se sentía la noche.


Se detuvo, frente a ella la catedral del centro se iluminaba de una manera casi mística,lucía imponente y cada ángel al rededor de ella parecía custodiarla, la protegía del tiempo, procurando su eternidad... pudo escuchar el silbar de las hojas con el viento y el agua saliendo a borbotones de la fuente de San Miguel, e inmediatamente se sintió como una Coretta muchísimos años mayor, se imaginó anciana y apoyada con un bastón, justo en ese mismo lugar y con la conciencia de que era de las últimas veces que disfrutaría de ello. Dos lágrimas rodaron por su mejilla, dejar de vivir la aterraba.


-"De las cosas que voy a extrañar al morir... está es la que más lamento perder"


-"Lo mismo pienso - dijo Miquel junto a ella, mirándola a los ojos - si, aquí sigue el estúpido..."



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Capitulo dos, mañana.



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What Would Lisbeth Do?