lunes, julio 13, 2009

Título muy largo para historia muy corta.

Robé mis experiencias, las palabras del diccionario, nombres de personas, árboles, zócalos, hoteles, moteles, ciudades, autobuses, cerdos y un montón de cosas en mi cabeza. Quizá solo la gente cercana a mi logre diferenciar unas cosas de las otras, pero serían solo momentos, pues si no, sería más fácil escribir una biografía, esto que lees es un plagio a la vida misma y nada mas.

Fabiola Vélez Cano
Ventosa tarde de octubre en el gris año 2008.













A mi dúo de H.
Quienes robaron mi corazón








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¿Quién soy? ¿soy la misma de hace 18 años? ¿9? ¿2? ¿un mes? ¿una semana? ¿dos minutos?

Los besos que di, las sonrisas que compartí...¿siguen siendo mías? o ¿lo fue de la otra Coretta? la Coretta del pasado...pero, un momento... si cambio a cada año, cada mes, cada hora o segundo existen en el pasado millones de Corettas distintas, pero iguales, todas contenidas dentro de un cuerpo, un cuerpo que también cambiará con el pasar del tiempo... ¿quién soy yo?...


La taza estaba vacía, miró a su alrededor buscando algún mesero que pudiera traerle un poco más de café con vainilla, paseó la mirada de nuevo por su libreta y leyó lo acabado de escribir. Sin duda, se estaba volviendo loca.


Al ver que no le prestaban la mínima atención por un poco más de café, y además se le hacía tarde, desistió y salió del lugar. No era novedad que pasara eso, se sentía un fantasma entre las calles, entre la gente, y al ser tal la costumbre, dejó de preocuparle. Caminó de nuevo sin rumbo por las calles del centro que tanto amaba, sintiéndose una más y sentándose ocasionalmente en alguna banca del zócalo solo observando...cada persona que veía tenía una vida, problemas, sueños, quizá un corazón en proceso de sanar o uno completamente resplandeciente, era muy fácil leer todo ello con tan solo una mirada, después recordó una tira de periódico donde se decía que "A los gatos nunca se sabe como les va". Cuanta razón.


Esperó un poco más de quince minutos en una banca hasta que sintió un peso sobre ella... él había llegado.


Miquel Rus era un chico alto de cabello castaño y ojos avellana que, en palabras de sus compañeras era "un sueño hecho realidad" aunque a ojos de Coretta, era un idiota, uno de esos niños de familia acomodada que no sabe nada sobre nada pero suele herir a los demás por simple gusto.


Giró para verlo a la cara, lo que hubiera preferido no hacer, pues fácilmente se le veía cara de tedio al estar allí, pero ni hablar, ella necesitaba esos puntos extra en su clases de integrales, y si tenía que darle un beso a un zorrillo o asesorías de historia del arte, lo haría... aunque prefería la primer opción.


-"Dame solo los resúmenes de todas las clases, no necesito otra cosa. "


Miquel no paraba de ver el cielo que comenzaba a oscurecer y extendió la mano para recibir las hojas que Coretta llevaba consigo.

-"Mis resúmenes son de diez páginas por tema, además, si a eso le llamas asesoría mejor le hubieras pedido a tu club de fans el examen como siempre lo haces..."

-"El último examen no lo consiguieron, por eso estoy aquí contigo - él le dio un vistazo de arriba a bajo, con tal repugnancia como haber visto un montón de babosas en una cubeta - no tengo opción."

Coretta tomó las hojas, se las puso en su mano tranquilamente, le dijo algo que sonó a "buena suerte, estúpido" y se fue sin mirar atrás.


Trató de parecer tranquila, pero la verdad quería agarrarlo a patadas y tumbarle dos dientes, era un tonto, torpe, ignorante y...


...que bien se sentía la noche.


Se detuvo, frente a ella la catedral del centro se iluminaba de una manera casi mística,lucía imponente y cada ángel al rededor de ella parecía custodiarla, la protegía del tiempo, procurando su eternidad... pudo escuchar el silbar de las hojas con el viento y el agua saliendo a borbotones de la fuente de San Miguel, e inmediatamente se sintió como una Coretta muchísimos años mayor, se imaginó anciana y apoyada con un bastón, justo en ese mismo lugar y con la conciencia de que era de las últimas veces que disfrutaría de ello. Dos lágrimas rodaron por su mejilla, dejar de vivir la aterraba.


-"De las cosas que voy a extrañar al morir... está es la que más lamento perder"


-"Lo mismo pienso - dijo Miquel junto a ella, mirándola a los ojos - si, aquí sigue el estúpido..."



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Capitulo dos, mañana.



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