domingo, diciembre 05, 2010

I won't be waiting for you

5 de diciembre del 2010, son las 9:13 p.m mientras dejo llevar mis dedos por el teclado y escribo esto que lees.

Mi día de cumpleaños está próximo a concluir, tengo 22 años oficialmente.

Algunos piensan que es poco lo que pasa en un año, pero no soy de esas personas, el simple hecho de abrir mis ojos cada mañana es una certeza de que me sorprenderé con algo nuevo. Veintidós años, tengo veintidós años.


"Somos viajeros en este mundo, no importa que hagamos o donde estemos. Estamos aquí, como arrojados, sin saber exactamente que supone debemos hacer (y sin saber exactamente si es que debería pensar en esas cosas, es decir, sin saber realmente qué cosas me son licitas preguntarme y cuales no)… desde que nacemos, somos ya ante todo una especie de extranjeros, viajeros que inician su camino en un mundo lleno de otros que se suponen son como yo (según nos enseñan) pero en el fondo no lo son, ni siquiera en la apariencia lo son, a lo mucho se asemejan aparentemente a mí, pero en el detalle estamos todos llenos de diferencias…


¿Qué hace un extranjero? Pues no le queda más que adaptarse a su entorno, intentar incorporarse a un medio ajeno, tratar de ocultar lo que lo diferencia y asemejarse mas a los demás, adaptarse a su herencia. Imitar un lenguaje, sus fonemas, comerá lo que comen, hablara de lo que hablan, compartirá en última instancia sus problemas, a la larga, con un determinado paso del tiempo si el extranjero se sedimenta, entonces dejara de serlo, o al menos empezará a sentir que ya no lo es, se apropiará de un lugar, de unas formas, entonces habrá encontrado un lugar; diseminara sus diferencias, se asemejara a los demás y su condición de extranjero quedara opacada para siempre.


Pero ¿qué pasa con el que nunca quiere dejar de ser extranjero? ¿Qué pasa con el que no quiere dejar que sus diferencias se desvanezcan?, ¿Qué pasa con el que no quiere asemejarse, si no todo lo contrario, busca una mayor diferencia? El que quiere eso, está condenado a ser un viajero, un extranjero, un ser que causa extrañeza a donde va, que siempre es otro, que es de donde no es. Aquel que es un extraño y que por lo mismo busca la extrañeza en el mundo es un viajero, y el viajero nunca va solo, siempre lo acompaña su sombra. El viajero y su sombra. Ella le recordara en esas caminatas por lugares extraños, en esos cansancios del viaje, en la incertidumbre del porvenir, en los pensamientos más profundos, en los caminos formados de risas y de llantos, en los atardeceres prematuros y en los amaneceres tardíos, ella, su sombra le recordara con su figura, con su ser, que queda un espacio, un lugar para ella, una verdad a la que recurrir incluso cuando la noche la haga desaparecer.


El viajero seguirá su camino, pero sabe que nunca lo hará solo, que nunca lo ha hecho, ella estará ahí, corta en las mañanas y larga en las tardes, oculta y paciente en las noches, sin dormir, atenta, lista y siempre ahí…"

No está mal saber que algo pasa contigo, que no eres como los demás, que no aspiras por lo que todos se pelean ni de que no actúas como se supone que deberías... no soy como los demás y eso me hace valiosa, quienes saben que lo soy me mantendrán cerca, los demás me tacharán de soberbia ("crees que lo sabes todo" ...no, no lo sé, simplemente sé más que tú") no tengo problemas con eso, por que soy un extranjero...

1 pensamientos.:

César dijo...

Muy buen post. Pense que era el unico que pensaba que no esta mal no aspirar a algo por lo que todos pelean. Intentare, en la medida de lo posible seguir tu blog. Y feliz cumpleaños con 2 dias de atraso.

What Would Lisbeth Do?